DeepSeek: China se reengancha a la carrera de la IA

A estas alturas, no vamos a contar nada nuevo al afirmar que la IA es la tecnología que revolucionará las próximas décadas. En Winchannel, donde estamos en búsqueda constante de áreas de mejora e innovación que aporten valor a nuestras estrategias de marketing, analizamos estas tecnologías y su aplicación desde hace ya cierto tiempo.

Como expertos en Marketing y Ventas, creemos firmemente en sus grandes posibilidades y la ventaja competitiva que puede suponer para nuestros clientes, tanto a la hora de analizar y/o limpiar grandes cantidades de datos, como para la automatización de procesos, segmentación de targets y/o mejora de los momentos de contacto con el consumidor, entre otros muchos casos de uso.

Pero también somos conscientes de sus riesgos.

Así que nos vemos abocados a reflexionar no solo sobre la aplicación de la IA al Marketing, sino también sobre el momento que vivimos tras la llegada de DeepSeek y la importancia de adoptar estas tecnologías escogiendo las herramientas adecuadas y los socios correctos.

La nueva carrera espacial

Seamos claros. Estamos ante una de las revoluciones más importantes de la humanidad, equiparable a la invención de la máquina de vapor, la electricidad, la primera computadora o el primer teléfono móvil. Su alcance e impacto es de tal magnitud y afecta a tantos ámbitos: industrial, científico, educativo, social… que, sin duda, ser el primero en poder disponer de ella se ha convertido en algo capital para las grandes potencias mundiales.

Porque, además, la competencia por el dominio de la IA no es solo una cuestión de prestigio tecnológico, sino que también tiene implicaciones profundas en términos de poder económico y militar. Quien logre desarrollar una superinteligencia artificial primero tendrá una ventaja significativa no solo en la economía global, sino también en la defensa nacional.

La IA tiene el potencial de transformar industrias enteras. No debe sorprendernos ver cómo las grandes potencias macroeconómicas toman posiciones en el tablero. Y en este tablero tenemos dos grandes jugadores.

Si echamos la vista atrás, podemos comprobar cómo la actualidad comparte muchos aspectos con “la carrera espacial” vivida entre finales de la década de 1950 y principios de la década de 1970.

  • Competencia Global: Ambas situaciones involucran una competencia intensa entre países y empresas para liderar en tecnología y descubrimientos. En la carrera espacial, fue principalmente entre Estados Unidos y la Unión Soviética, mientras que, en la IA, vemos una competencia entre Estados Unidos y China.
  • Impacto en la Sociedad: La exploración espacial ha cambiado nuestra comprensión del universo y nos ha llevado a aplicaciones prácticas como los satélites de comunicación. La IA está transformando industrias enteras, desde la medicina hasta el transporte, y tiene el potencial de cambiar la forma en que vivimos y trabajamos.
  • Innovación y Avances Tecnológicos: La carrera espacial llevó al desarrollo de nuevas tecnologías en materiales, comunicaciones y computación. De manera similar, el desarrollo de la IA está impulsando innovaciones en áreas como el aprendizaje automático, la robótica y el procesamiento de datos.
  • Desafíos Éticos y de Seguridad: Cuestiones sobre la militarización del espacio y la contaminación espacial fueron protagonistas en su momento; preocupaciones sobre la privacidad, el sesgo algorítmico y el impacto en el empleo lo son en el presente

Así que, si no estamos ante la nueva carrera espacial del siglo XXI, desde luego se le asemeja mucho.

Una carrera con un aliciente que no debemos pasar por alto: tener la parte “grande del pastel” de la IA no es solo una cuestión de prestigio o defensa, sobre todo es un importante negocio.

El mercado global de la inteligencia artificial (IA) crece rápidamente. En 2024, se valoró en aproximadamente 233,46 mil millones de dólares y se proyecta que crecerá a 294,16 mil millones de dólares en 2025. Además, se espera que alcance los 1.771,62 mil millones de dólares en 2032, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 29,2%.

Un incentivo más que suficiente para desear ser el primero y conservar la patente.

Hasta ahora, EE. UU. confiaba en llevar la delantera a sus competidores y defendía su ventaja mediante la aplicación de restricciones. Sin ir más lejos, no dudó en prohibir la venta de chips de última generación a China con la intención de que fuese un impedimento para el desarrollo de sus modelos.

Pero se equivocaron.

EL MERCADO SE TAMBALEÓ ANTE EL CHOQUE TECTÓNICO DE DOS PLACAS MACROECONÓMICAS.

Casualmente, coincidiendo con la toma de posesión de Trump, el pasado día 27 de enero, se anunció el lanzamiento de DeepSeek.

No hubiera sido nada especial si no fuese porque el modelo presentado por “la IA china” lograba resultados comparables a los de los líderes del mercado (ej. OpenAI, Anthropic, Meta o Google) por menos de la mitad de su coste y sin depender de los chips de última generación.

¿Menos de la mitad de coste?

Todo comenzó a arder: los inversores corrieron despavoridos y la bolsa cayó en picado. Las cifras de negocio esperado de los fabricantes de chips se desvanecieron. Prueba de ello es que Nvidia sufrió una abrupta caída en su cotización. Al cierre del mercado, su capitalización bursátil se redujo en 575.000 millones de euros, la mayor pérdida de la historia. También cayeron Broadcom, AMD y otros fabricantes.

¿Cómo lo consiguieron si no tenían acceso a materias primas fundamentales?

HACIENDO DE LA NECESIDAD, VIRTUD.

Consiguieron que su modelo fuese capaz de funcionar con 2.000 microprocesadores de alta gama (mucho antes de la prohibición de venta de EE. UU., DeepSeek adquirió una «importante reserva» de chips Nvidia A100) y unos pocos miles de chips de menor calidad, cuando los modelos occidentales de IA necesitan al menos 16.000 de esos chips especializados.

Eso hizo que el desarrollo de DeepSeek resultase mucho más barato que ChatGPT, por ejemplo. Pero, a cambio, muchas preocupaciones debatidas en el mercado durante los últimos dos años quedaron en un modesto segundo plano durante el proceso.

Nadie se preguntaba si era seguro, si mitigaba los riesgos existenciales o incluso si planteaba cuestiones éticas. Ya era casi un milagro que funcionase aceptablemente.

Diferencia de modelos

Mientras DeepSeek prioriza la accesibilidad y la eficiencia en el uso de recursos, sus competidores occidentales también se pueden permitir hacer foco en mitigar sus riesgos. Por ejemplo, implementando sistemas para evitar que sus modelos puedan ser utilizados de forma malintencionada.

Esta diferencia evidencia claramente las divergentes prioridades y marcos regulatorios en los que se desarrollan ambos modelos de IA.

Mientras los hasta ahora líderes del mercado invierten entre un 15 y un 20% de sus presupuestos en seguridad, a DeepSeek no se le conocen auditorías internas y en tan solo unas semanas ya ha sufrido un ciberataque, denuncias por el tratamiento y almacenamiento inadecuado de datos y se le han constatado importantes sesgos.

Es fácil probar a preguntarle algo comprometedor para comprobar que sufre Alzheimer selectivo.

Aunque tampoco podamos afirmar que OpenAI, Meta u otros actores sean capaces de controlar el 100% del modelo, sí podemos afirmar que dedican esfuerzo y dinero en mejorar todos estos aspectos, que parecen fuera del mapa de prioridades de la IA china.

La importancia de escoger los aliados correctos

Al encontrarnos compitiendo en una carrera, todo va más deprisa de lo que debe y es inevitable que las herramientas, el modelo de negocio y sus players sean inestables.

La rapidez hace que aparezcan nuevas tecnologías, aplicaciones y herramientas en el mercado aún con zonas grises. La tecnología y el negocio están en desarrollo. Casi todo está por hacer aún.

Por eso, todo aquello que construyamos debe hacerse sobre una base sólida que permita un sano equilibrio entre innovación, seguridad, tecnología y privacidad y, más que nunca, en este entorno convulso y cambiante, es de vital importancia escoger los socios correctos y no perder de vista los principios fundamentales que deben regir la relación humano-máquina.

Podría pensarse que somos meros espectadores de esta carrera, pero en realidad, tanto empresa como usuarios finales, podemos hacer bastante por marcar la dirección correcta, asegurándonos de que crecemos sobre una base sólida.

“PENSEMOS GLOBALMENTE. ACTUEMOS LOCAMENTE”

Actuemos localmente, desde la empresa y como individuos: formándonos en los principios básicos de la IA, alimentando correctamente los modelos cuando interactuamos con ellos, no superponiendo la funcionalidad o la productividad a la seguridad o la privacidad y, por supuesto, apoyándonos en aquellos socios y herramientas que nos aseguren privacidad, seguridad y un desarrollo de la IA ética y responsable.

Porque, efectivamente, estamos en medio de una carrera.

Pero nosotros somos los jueces de pista y podemos descalificar a los que se salten las reglas.

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